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XDeseamos que nos vaya bien, es ley de vida, bien pues la manera de que eso suceda es creciendo primero en el interior y dándole toda nuestra atención al despertar del Ser. Como nunca se nos ha enseñado cómo hacerlo, cuesta, es fácil decaer, sentirnos bajitos de ánimo e incluso tirar la toalla, pero es lo único que nos permite florecer personal y globalmente. Antes o después sucederá, descubrirás quién eres, habrás crecido y te habrás desarrollado en todo tu potencial.
Crecer de este modo significa vivir de acuerdo a tu alma. Lo que haces, piensas o dices tiene lugar en plena consciencia de ser quién eres, las veinticuatro horas del día. Eso llega, siempre y para todos, como cuando eres niño y quieres ir a jugar al parque solo pero no te dejan todavía porque eres demasiado pequeño. Pasa el tiempo y tu cuerpo-mente se desarrollan y estás preparado para salir de casa por tu cuenta, primero para bajar a comprarle el periódico a tus padres en el kiosco de abajo hasta que llega el día en que viajas alrededor del mundo y ni te acuerdas de aquellas tardes en que te quedabas frente a la puerta viendo a tus hermanos mayores salir. Todo llega, tu florecimiento también. Sin embargo, se nos ha enseñado a estar centrados sólo en el exterior (más bien a distraernos), a conseguir las cosas a través del esfuerzo, separados del centro consciente que somos. Antes o después, eso se marchita porque no brota de la intención de tu Ser.
Las personas que practicamos yoga y la espiritualidad consciente gozamos de unas vidas muy ricas, rebosantes de deleite y de experiencias que nos llenan de verdad. Sabemos que cada meditación y cada práctica nos lleva a desplegar un pétalo más. Este es el sostén de nuestra vida exterior, nos permite sentir el éxito en las cosas que hacemos, en la manera como creamos una vida laboral satisfactoria, relaciones personales llenas de amor y una implicación con la evolución colectiva que se basa en la Luz.
Después de haber estado confinados durante tantas semanas tenemos la oportunidad de hacer las cosas de otra manera. Llevemos las manos al centro del pecho y hagamos que todas nuestras acciones, pensamientos y palabras surjan llenas de Luz, Sabiduría y Amor.
Photo by Maud Bocquillod on Unsplash