Mucho se habla de los problemas con la imagen personal y de la falta de auto-estima que experimentan incluso a quienes hacemos yoga. A primera vista es algo estético, pero por debajo se esconde un patrón muy interesante.

No me extraña que sea un tema que genera ansiedad. Abrimos las redes sociales y abundan las fotos de yogins preciosos haciendo asanas inalcanzables para la mayoría. Muchas personas no se ven reflejadas en esas manifestaciones de perfección y se quejan de que en esos portales de comunicación sólo mostramos el lado bonito de la vida. Como me encanta darles la vuelta a las cosas y aprovechar las oportunidades de crecimiento que sentimientos como éstos nos brindan, podemos empezar por preguntarnos: ¿por qué nos tenemos que comparar con tal o cual persona? o ¿quién o qué exige que mi vida y mi cuerpo sean como el suyo?

Cuando ahondamos un poco más, vemos que lo que subyace a los problemas con la imagen personal es la desconexión del Ser, del alma que somos. Nuestra esencia eligió el cuerpo que habita y las circunstancias vitales que lo rodean. No con la finalidad de castigarlo, sino para honrarlo y quererlo porque gracias a este cuerpo podemos hacer un camino evolutivo. A lo largo de las encarnaciones hemos tomado muchos cuerpos, muchas vidas, y el de ahora es único e irrepetible, además de ser el resultado de la suma de todo ese pasado. En lugar de querer alterarlo o cambiarlo, ¿por qué no empezamos por observarlo con cariño? Te puedo asegurar que en nuestra sociedad la mayoría de nosotros hemos tenido o tenemos este tipo de problemas, pero en lugar de luchar contra quienes somos podemos escuchar con respeto a nuestro cuerpo y aprender por qué elegimos cierta forma de nariz o intentar comprender la razón por la cual estamos descontentos en este momento determinado de vida. El cuerpo mismo hablará y nos dará muchas claves sobre la trayectoria personal y nuestro despertar. Algo muy importante es que nos enseñará que somos capaces de expandir aún más amor incondicional.

Tres cosas ayudan a transformar todas las memorias que dieron lugar a los problemas de imagen personal:

• Contemplar el cuerpo como si lo miráramos desde los ojos del alma. El Ser esencial no juzga ni compara, no querría vivir en ningún otro cuerpo ni hacer yoga de ninguna otra manera porque eligió el que tiene en este momento para cuidarlo y colmarlo de amor.
• Recordar que la finalidad profunda de las posturas del yoga es trabajar energéticamente, el cuidado del yoga por la imagen externa en sí es siempre secundario.
• En esta sociedad tan identificada con la materia, ampliar la perspectiva y recordarnos que somos muchas más cosas que carne y huesos.

A partir de ya, admiremos y amemos este pedacito de tierra maravilloso que somos.

aham prema

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