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XMarzo siempre me habla de renacimiento y este año más que nunca, pero para renacer hay que volver al origen de donde emana todo. Por eso, existe una meditación que nunca, nunca debemos olvidar: la que despierta el código de ser seres espirituales viviendo en un bonito cuerpo de materia. Le da un sentido profundo a la vida, perspectiva para que no nos sintamos perdidos y que amplía nuestra capacidad de deleite.
Otra manera de expresarlo es que somos almas que habitan un traje terrenal. Si el yoga y la neurociencia más moderna nos dicen que somos algo más que un cuerpo y una mente-corazón, ¿por qué dudar de ello? No es cuestión de fe ni de ciencia ficción y, aunque lo fuera, debería darnos igual pues en estos momentos de nuestra evolución sobre la Tierra coexisten muchas realidades. Cada uno crea la suya propia, tenemos la capacidad de vivir desde la Consciencia y crear cielos paradisíacos en el mundo de la materia, pero para ello hay que conectar primero con los espacios ascendidos, y eso es precisamente lo que vamos a hacer hoy. El problema son el miedo, la duda y las fluctuaciones que siguen teniendo a muchos atrapados en circunstancias limitantes. Te invito a que llevemos la atención hacia arriba, que nos salgamos un ratito del cuerpo y de la mente-corazón y que empecemos a ser conscientes de nuestra realidad multidimensional.
Sigue esta contemplación meditativa:
Allá donde estés, toma una posición en la que sientas tu columna larga y libre, la base del canal central abierta y la corona en la cima de la cabeza bien expandida.
Lleva la atención a la respiración. El aire entra y sale rítmicamente y afloja las tensiones de la materia.
Ahora, céntrate en tu canal central y sube la atención hacia arriba, hacia el tubo energético de luz que te conecta con el infinito. Deja que tu atención ascienda muy alto, más allá de las estrellas, y sigue respirando con suavidad. Entonces fíjate en el espacio dentro de tu propio cuerpo y en el espacio infinito que lo rodea. Descansa en esta experiencia. Respiras, asciendes por el canal energético hacia arriba y reposas suspendido en el campo ilimitado de Consciencia pura dentro y fuera de tu cuerpo físico.
Al principio tendrás que practicar el ejercicio en tu lugar sagrado, donde meditas habitualmente, pero con la práctica podrás llevarlo a cabo en cualquier lugar. Pronto verás cómo cambia tu manera de involucrarte en la vida exterior, cómo tu interpretación de las cosas ha cambiado y, casi sin darte cuenta, te sientes libre, feliz y rebosante de amor sin razón aparente, consciente de que eres un Ser de Luz. ¡Bravo!
Photo by Billy Huynh on Unsplash