Si hay algo que me encanta es leer artículos e informes sobre estudios académicos que validan los beneficios de la meditación y de la práctica del yoga en general. No voy a hablarte de esos estudios, pero sí de algo importantísimo en lo que se está viendo que los yogins también tenemos razón: es posible tener una mente feliz. ¿Cómo? Sigue leyendo :)

En este camino, le prestamos muchísima atención a la respiración y sus cualidades, incluso hay quienes cuentan la duración de su vida en base al número de respiraciones que se hacen. Existen escuelas centradas exclusivamente en el estudio de la respiración y quienes nos subimos a una esterilla hacemos pranayama, los ejercicios respiratorios para expandir la fuerza vital, durante las asanas y también como práctica per se. Desde muy temprano, los yogins se dieron cuenta de que respirar conscientemente es la manera más directa para calmar los movimientos incesantes de la mente, regular el sistema nervioso y permitir que la respuesta parasimpática de relajación sea la dominante.

Respirar correctamente es el mejor antídoto contra el estrés y la vía más rápida hacia una mente feliz. Por eso resulta especialmente útil e inocua para personas afectadas por desórdenes como el estrés (y sus derivados fisiológicos), la ansiedad o la depresión. Si queremos explorar el universo interno, es casi imposible hacerlo cuando estamos estresados, agotados y cargados de las miles de demandas sociales. Para meditar y evolucionar internamente necesitamos un entorno personal de paz y tranquilidad. Yo también vivo en el mundo, como tú, también hay días que suceden a toda velocidad y meses en los que hay demasiado en mi calendario, pero me siento o me tumbo y respiro conscientemente durante un rato porque sé que eso vuelve a traer la calma a mi cuerpo-mente-corazón.

¡Gracias a que los yogins modernos respiramos elevándonos victoriosos y desanudando todas esas madejas mentales que tanto daño nos hacen! Respiremos y llenemos el mundo de paz y amor.

aham prema

Photo by Tim Foster on Unsplash

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