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XMarzo me encanta porque nos permite contemplar el renacimiento. La vida vuelve a colorear los campos, comienza el año astrológico y celebramos la llegada de la primavera. Este año me gustaría verter algo de luz sobre el proceso del nacimiento como modo de entender mejor el alumbramiento de la nueva realidad.
Nacer es terriblemente impactante. Tantas cosas sucediendo al mismo tiempo, tantas sensaciones nuevas y extrañas, las hormonas fluyendo a tope, el corazón latiendo con fuerza y un sentimiento profundo de que la existencia, tal y como la conocíamos hasta ese momento, está a punto de transformarse en algo completamente diferente y no hay vuelta atrás. Ahora está sucediendo lo mismo con la forma de vida humana, por mucho que nos aferremos a lo que teníamos o a cómo nos organizábamos socialmente, el sistema se está resquebrajando porque lo nuevo empuja con todo su poder para emerger. De una manera similar, la pelvis de la mujer se abre y se dilata, llegando a agrandar el espacio entre sus huesos y permitiendo el paso del bebé por el canal del nacimiento.
Aunque nuestro aterrizaje sea fácil y corto, supone todo un esfuerzo. Cuesta, empujamos con la cabeza, sentimos la fuerte presión del tejido de nuestra madre. Lo que llamamos contracciones nos sacude en intervalos que se van haciendo cada vez más cortos. A nivel de supra-consciencia sabemos muy bien qué está pasando, no cuestionamos si es malo o bueno, ni si nos gusta o no, sabemos que se trata de un tránsito necesario para adentrarnos en la realidad material. Lo maravilloso es que el parto, aún con todo el impacto que supone, no sólo es necesario, sino que también es beneficioso y saludable ya que, por ejemplo, esas oleadas de fuerte presión masajean y estimulan el cuerpo sutil, despertando los centros energéticos superiores y los canales de luz por los que fluirá la energía una vez que salgamos. Sin embargo, como sociedad nos hemos desvinculado del proceso natural de nacer, hemos dejado de confiar en la sabiduría innata de nuestros cuerpos y nos hemos arrancado del abrazo de la madre.
Otro dato importante y desconocido por la mayoría es que los acontecimientos que suceden durante e inmediatamente después del parto crean aperturas o cierres en el cuerpo sutil por donde fluye la energía del ser que nace y por ello es importantísimo que haya la mínima intervención médica y que las condiciones en las que se encuentran tanto madre como hijo sean lo más simples, armoniosas y cercanas a la naturaleza posible. El cuerpo-mente es sabio, mucho más de lo que pensamos, lo mejor que podemos hacer es situarnos de lleno en él y confiar en el proceso. En este momento todo es muy extraño, pocas cosas tienen sentido, pero la vida sigue, la evolución sigue su curso y una inteligencia superior organiza los acontecimientos.
Alivia contemplar que no pasamos por este proceso solos, sino que nuestra madre es copartícipe del nacimiento, confiamos plenamente en ella y a ella nos entregamos como dadora de vida y canal por el cual venimos al mundo. Después de nacer es cuando desarrollamos la falsa idea de estar separados de ella. Sí es cierto que el cuerpo ya no se encuentra en el interior de su acogedora matriz, y que en el exterior la piel parece aislarnos a unos de otros, pero a nivel energético, todos estamos interconectados. Nacer puede asustar, llegas a un lugar donde todo es radicalmente distinto, desconocido y ahora más aún ya que la vida en la Tierra está evolucionando hacia algo que nunca antes habíamos vivido, completamente nuevo. Hay que echarle toda la valentía, pero la tenemos porque, pensando en el nacimiento, si supiéramos a lo que nos vamos a tener que enfrentar, probablemente no vendríamos, pero como almas, en algún momento tomamos la decisión de encarnar en estas circunstancias precisas.
Ahora mismo, la recuperación de los códigos femeninos divinos además de la toma de conciencia de que somos parte de la Tierra y de que la matriz del cosmos nos sostiene siempre en sus brazos son las claves fundamentales para pasar al nuevo estado evolutivo. Emergencia quiere decir que el estado al que vamos es totalmente distinto a aquel de donde venimos. Este nuevo nacimiento resulta más fácil de llevar cuando recordamos que aquello que sea natural es lo adecuado. Por ello, os invito a que honremos la naturaleza en nuestro día a día, en lo que comemos, hacemos y transmitimos ya que así la esencia humana, la Luz, la Sabiduría y el Amor que pulsan en cada una de nuestras células, le darán continuidad a nuestra existencia en planos más elevados, luminosos y conscientes.
Namaste