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XMarzo es un mes de lo más interesante. Tiene varias celebraciones notables como el Día Internacional de la Mujer, Maha Shivaratri y el equinoccio de primavera, pero, sobre todo, la naturaleza renace después invierno.
En este ahora que vivimos a mí me parece que llevamos atravesando un invierno larguísimo que comenzó hace un año. Durante las últimas semanas he tenido la sensación de que estamos en un túnel oscuro por el cual hemos ido avanzando pacientemente gracias a la promesa de que siempre hay luz al final. No sé si conoces Nueva York, pero Manhattan tiene un acceso subterráneo excavado por debajo del río Hudson y la primera vez que pasé por él me entró una gran claustrofobia. Tampoco es tan largo, pero nunca me han gustado andar bajo tierra y siempre he hecho lo posible por evitar el metro.
Todo renacimiento o proceso transformador requiere una fase en la que no vemos el camino o, en otros casos, que puede resultar en un caos aparente. Esto también es necesario para el devenir de las cosas. Es fácil ahogarse cuando no se ve el final, perderse en la desesperanza es una tendencia humana habitual. Sin embargo, cuando te encuentras en una situación así y desarrollas la capacidad de tomar distancia para observar desde lejos, desde un punto de mira donde tienes una perspectiva más amplia, empiezas a ver el principio y el final de las cosas, así como las distintas etapas de los ciclos que se suceden a gran escala dando lugar a todas las circunstancias de nuestra vida. Cuando esto sucede, nos relajamos y suavizamos.
El 2021 es un año para el resurgir de lo femenino divino, para acercarnos aún más a un nuevo orden en el que se restaure el equilibrio y la paz de los ciclos de transformación. Por eso, este marzo apelo a que descubramos cómo la naturaleza cíclica de la vida sucede tanto en los procesos biológicos que regeneran las células más pequeñas, como a que lo hagamos a gran escala. Mantengamos vivo nuestro espíritu pionero, lleno de perseverancia esperanzadora, porque llegaremos al otro lado. Sólo hay que confiar, visualizarse allí en cuerpo y alma y entregarse plenamente.
Maravilloso Tus palabras son siempre una gran compañía Gracias Zaira
Un placer inmenso, Belén! No hay mejor regalo para una profe que saber que su trabajo sirve y apoya a personas tan bonitas como tú. Un abrazo de corazón