yoga, ayurveda, lifestyle, bienestar, detox, depuración, autocuidado Sobremalnutridos 14-08-2023

Tanto cuerpo casi desnudo en las playas me hace reflexionar mucho acerca del estado de salud de la población, de sus hábitos y maneras de pensar sobre la vida. Lo primero que llama la atención, y que a ninguno se nos escapa, es el exceso tremendo de peso. La gente está gorda, digámoslo claramente y sin tapujos. No se trata de un problema estético, sino de salud. El porcentaje de obesidad en el mundo era del 16% en 2020 y el sobrepeso en España llega casi al 50%, pero el problema más grave es que no sólo sobran kilos, sino que faltan nutrientes. Estamos sobre alimentados, pero nuestros cuerpos carecen de lo que necesitan para vivir sanos y felices. 

La comunidad médica ha creado el término “doble carga de malnutrición” para este fenómeno que se ha extendido por todo el planeta. ¿Sus causas?

  • La globalización del consumo de alimentos ultraprocesados en detrimento de las dietas tradicionales locales.
  • El aumento desproporcionado de las porciones en los últimos treinta años.
  • Los hábitos de movimiento y el sedentarismo, causados por la migración a las ciudades, los avances tecnológicos y una vida alejada de la naturaleza. 
  • Problemas emocionales y mentales como la ansiedad, el estrés y la depresión.
  • Las malas costumbres alimentarias relacionadas con el estilo de vida.

 

Podemos aprovechar la llegada de septiembre para perder peso y nutrirnos mejor.

 

Este problema es visible por el exceso de grasa. El ayurveda enseña que su acumulación es tóxica y acarrea muchos problemas de salud, así que es súper importante mantenerla a raya por lo que podemos hacer que sea el primer área donde trabajar para recuperar el bienestar. Simplificando, existen varios tipos de grasa:

  • La grasa esencial, que encontramos en el sistema nervioso, la médula y las membranas protectoras.
  • La grasa subcutánea, más blanda y necesaria, en su justa medida.
  • La grasa visceral, que se acumula en los órganos internos y en la cavidad abdominal.

Cuando pensamos en reducirla, nos centramos principalmente en la que se acumula bajo la piel y dentro y entre los órganos, pero para esto necesitamos un enfoque holístico que actúe desde diferentes ángulos:

 

1º El ayuno sensible

Lo primero es cerrar la cremallera, como decía mi tía Blanca, y pasar hambre. Si queremos nutrirnos, es necesario que previamente eliminemos lo que sobra porque si no el cuerpo es incapaz de asimilar los beneficios de los alimentos saludables. Además, el ayuno permite que el sistema digestivo se resetee y aquí debemos tener en cuenta que las deficiencias en la capacidad digestiva son una de las causas más influyentes en la acumulación de toxinas en forma de grasa.

Por un lado, hay que crear espacios largos de tiempo durante el día en los que no ingerimos nada:

  • Respetamos las 12 horas de la noche (si cenas a las 8, toma sólo agua hasta las 8 del día siguiente, por lo menos).
  • Hacemos únicamente 3 comidas al día, tomando sólo agua entre ellas.

Por otro lado, es necesario reducir las porciones de comida: empieza por reducir a la mitad la cantidad de comida que pones en tu plato. En este sentido, ten en cuenta que una ensalada pesa mucho menos que un plato de pasta, aunque su volumen sea el mismo.

Tip: ayuda bastante utilizar cuencos o platos más pequeños.

 

2º Una dieta depurativa, ligera y rica en nutrientes

Debemos reducir al máximo los alimentos con carga calórica/energética alta:

  • Grasas
  • Azúcar y edulcorantes
  • Alimentos procesados y ultraprocesados
  • Alcohol y estimulantes con cafeína

Y aumentar los alimentos con densidad nutricional alta:

  • Sobre todo, hortalizas, verduras y fruta, lo más cercanos a su estado original (no enlatados, fritos o procesados en una fábrica). Si usamos la máxima “del huerto a la mesa”, acertaremos.
  • Cereales y granos integrales y completos.
  • Proteínas limpias y bajas en grasa.

Dos litros diarios (más o menos) de líquidos transparentes: el agua, las infusiones y los caldos. Siempre que se beba agua, que sea del tiempo o caliente para ayudar con el proceso desintoxicante.

Especias más cálidas como el jengibre, la cúrcuma, las semillas de mostaza, las pimientas, el comino o el fenogreco; y carminativas como el hinojo, el anís, la canela, el coriandro, el cardamomo. También ayudan mucho las aromáticas como el romero, la albahaca, el tomillo, el eneldo o el estragón.

 

3º Hábitos saludables de movimiento

El ejercicio es responsable de la pérdida de peso en un 20%, el 80% del mérito se lo debemos a la alimentación. Moverse e instaurar hábitos saludables de ejercicio es importante no para “quemar” calorías únicamente, sino para:

  • Movilizar la energía y activar el funcionamiento del sistema digestivo y excretor.
  • Mejorar el control del azúcar en sangre al incrementar la sensibilidad a la insulina.
  • Equilibrar la producción hormonal.
  • Regular la actividad cardiovascular.
  • Reducir el colesterol malo (aumentando el bueno).
  • Eliminar toxicidad.

Lo esencial es permanecer activos a lo largo del día y existen muchas maneras de hacerlo. Luego, podemos crear rutinas de ejercicio concretas como los paseos vigorosos de 30 minutos por las mañanas, la práctica de yoga postural y la infinitud de entrenamientos específicos de deporte.

 

4º Gestión emocional y mental adecuada

Cada vez es más frecuente que se coma para llenar vacíos emocionales, para aliviar el nerviosismo o porque vamos tan rápido que no sentimos cuándo estamos saciados. Todo ello son desequilibrios del cuerpo mental-emocional y existen muchos más. Ha llegado a normalizarse tanto que incluso existe una rama de psiquiatría especializada en esto, la Psiquiatría nutricional.

Perder peso y nutrirnos requiere que también incluyamos prácticas que pertenecen al ámbito de la mente. Entre ellas me gustaría mencionar la respiración, la atención plena, la meditación y la relajación consciente. En yoga y ayurveda somos muy insistentes en esto y proporcionamos herramientas variadas que resultan muy fáciles de integrar en el día a día.  Nos beneficia en bastantes aspectos:

  • Elegimos más alimentos saludables y menos alimentos dañinos.
  • Reconocemos mejor cuándo tenemos hambre y cuándo necesitamos otro tipo de nutrición.
  • Controlamos los antojos.
  • Asimilamos mejor los nutrientes.
  • Reducimos los efectos “engordantes” del estrés y la ansiedad.
  • Sanamos traumas del pasado y transformamos ideas negativas sobre la comida.
  • Perdemos más peso y lo mantenemos para siempre. El efecto rebote desaparece de nuestra vida.   

 

Resumiendo,

La población en general necesita adelgazar y nutrirse.

Un enfoque integrador y holístico ayuda a que eso suceda correctamente y con resultados a largo plazo.

Es fácil, pero hay que ponerse a ello y septiembre, que es el mes de la organización vital y la vuelta a la rutina, es un momento idóneo para hacerlo.

Si queres que te ayude con esto, llámame o escríbeme y nos ponemos con ello. 

 

Namaste, 

Zaira

 

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