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XLas personas cuya energía femenina divina está desarrollada cuentan con un sexto sentido bien potente que les guía hasta en las cosas más sencillas de lo cotidiano. Solemos pensar que la intuición aparece como por arte de magia en momentos puntuales o, con suerte, que viene caída del cielo para salvarnos en situaciones difíciles, pero en realidad está presente todo el día y las personas que la desarrollan no sólo son más felices, sino que funcionan mejor en el mundo porque realmente lo están haciendo desde el nivel del alma.
Últimamente me ha llamado la atención que ya se está hablando de comer intuitivamente. Quienes lo recomiendan se refieren a que más que contar nutrientes o seguir las modas en la alimentación, deberíamos escuchar a nuestro cuerpo y sentir lo que necesita en cada momento. Es un concepto que a mí me encanta y que deberíamos aplicar a los cientos de decisiones que tomamos en el curso de un día. ¿Me pongo esto o lo otro? ¿hago esa llamada ahora o después? ¿quedo con esta persona o no? ¿un café o respiro profundo durante unos minutos?
El problema es que la mayoría no puede sentir de verdad qué necesita el cuerpo-mente-corazón. Llevamos toda una vida comiendo, haciendo y pensando lo que nos han impuesto y hemos generado una terrible sordera hacia los dictados del interior. Dos ejemplos simples de cómo no sabemos escucharnos: te comes un bocadillo enorme de pan blanco porque “lo siento”. Muchas veces no lo sientes desde el ser, sino desde alguno de los personajes o patrones psicológicos que dirigen la mente. O sales a correr después de trabajar un día que llegas a casa agotada y que además tienes el periodo, cuando lo que realmente te está pidiendo el cuerpo es una relajación y tomarte una infusión calentita sentada en el sofá.
El paso previo a vivir intuitivamente es la depuración de los sentidos externos e internos y, por tanto, de la mente y de las órdenes del ego. Para ellos seguimos un estilo de vida espiritual, hacemos yoga, meditamos, estudiamos y nos entregamos de lleno a nuestra sadhana. Entonces podemos decir que realmente estamos viviendo.